Más allá del espacio, más allá de las rocas caídas sobre mi espalda, la tristeza que ata mis pies y la luz que cierra mis párpados está ese pacífico oasis que a lo lejano canta en un idioma tan extraño, tan extraño que me hace feliz.
Me asombra como notablemente te apropias del duramente restringido espacio mental reservado para cosas más urgentes, aunque menos importantes.
Creo que tus manos hablan más sinceramente que tus actos, saben detener un hombro apresurado y callar unos labios nerviosos y apretados, por naturaleza eres lo que siempre has querido ser: un reflejo de tus sueños y un tigre por tus deseos.
No sé por qué piensas que las canciones deberían decir lo que quieres escuchar.
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